La semana pasada se celebró la feria de nuestra localidad y el miércoles, en el colegio, los niños de infantil tenían una fiesta. Habían decorado las clases y los pasillos con farolillos, flores de papel, mantoncillos... y días antes nos mandaron una nota indicando que podían ese día ir vestidos para la ocasión. Nico se puso su sombrero cordobés, mientras que Irene se visitó con un traje de flamenca con el que iba encantada, supongo que no se acordaba de un año para otro.
El jueves, ya por la noche, porque ha hecho muchísimo calor estos días, nos fuimos a la feria los 4 de improviso. Como no tenían colegio habíamos estado durante todo el día haciendo cosas y al volver a casa insistieron mucho en que querían ir a la feria, así que nos cambiamos de ropa y camino para la feria.
Un paseo por el real viendo las casetas y la iluminación hasta llegar a las atracciones, "los cacharritos" como los llamamos coloquialmente aquí, donde se montaron en varios, montaña rusa incluida. Los 3 dijeron que querían montarse, los mayores ya se habían montado otros años, pero no me atrevía a montarme con Irene, así que lo primero que hice fue mirar si se podía montar por la edad y tras preguntarle varias veces si estaba segura, allá que fuimos ¿quién dijo miedo?. Los vagones eran para cuatro personas por lo que pudimos montarnos juntos, tras un par de subidas y bajadas no podéis imaginarios las caras, la pequeña, sorprendentemente, la menos asustada, pero creo que se bajaron sin ganas de volver a montarse en mucho tiempo. Tras las fuertes emociones, nos sentamos en una caseta a cenar y aprovechamos la actuación de la orquesta para bailar un poco antes de volvernos a casa, cansados pero con muy pocas ganas de irnos.
El viernes sí teníamos previsto ir a la feria un grupo de vecinos con todos los niños, ya por la tarde cuando amainara un poco el calor, pero como la mamá había quedado con unos amigos y quería que fueran los niños, nos pusimos guapos, unas más que otros, y nos adelantamos un poco. Tras un rato con los amigos de mamá fueron llegaron los vecinos con los que habíamos quedado y con todos los niños nos dimos una vuelta por los cacharritos para que se montasen, y mira por donde dicen que quieren volver a montarse en la montaña rusa, parece que se les había pasado el susto del día anterior, en esta ocasión fue al revés, y los chicos salieron más contentos que la peque, que si se asustó un poco.
Después de vuelta a una caseta, cena de todo el grupo de vecinos con los niños y poco a poco cada uno para casa.
¡Hasta la feria del año que viene!
El jueves, ya por la noche, porque ha hecho muchísimo calor estos días, nos fuimos a la feria los 4 de improviso. Como no tenían colegio habíamos estado durante todo el día haciendo cosas y al volver a casa insistieron mucho en que querían ir a la feria, así que nos cambiamos de ropa y camino para la feria.
Un paseo por el real viendo las casetas y la iluminación hasta llegar a las atracciones, "los cacharritos" como los llamamos coloquialmente aquí, donde se montaron en varios, montaña rusa incluida. Los 3 dijeron que querían montarse, los mayores ya se habían montado otros años, pero no me atrevía a montarme con Irene, así que lo primero que hice fue mirar si se podía montar por la edad y tras preguntarle varias veces si estaba segura, allá que fuimos ¿quién dijo miedo?. Los vagones eran para cuatro personas por lo que pudimos montarnos juntos, tras un par de subidas y bajadas no podéis imaginarios las caras, la pequeña, sorprendentemente, la menos asustada, pero creo que se bajaron sin ganas de volver a montarse en mucho tiempo. Tras las fuertes emociones, nos sentamos en una caseta a cenar y aprovechamos la actuación de la orquesta para bailar un poco antes de volvernos a casa, cansados pero con muy pocas ganas de irnos.
El viernes sí teníamos previsto ir a la feria un grupo de vecinos con todos los niños, ya por la tarde cuando amainara un poco el calor, pero como la mamá había quedado con unos amigos y quería que fueran los niños, nos pusimos guapos, unas más que otros, y nos adelantamos un poco. Tras un rato con los amigos de mamá fueron llegaron los vecinos con los que habíamos quedado y con todos los niños nos dimos una vuelta por los cacharritos para que se montasen, y mira por donde dicen que quieren volver a montarse en la montaña rusa, parece que se les había pasado el susto del día anterior, en esta ocasión fue al revés, y los chicos salieron más contentos que la peque, que si se asustó un poco.
Después de vuelta a una caseta, cena de todo el grupo de vecinos con los niños y poco a poco cada uno para casa.
¡Hasta la feria del año que viene!
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