Hoy quiero dedicar este post a los sufridos abuelos, esos pobres a los que les ha tocado vivir esta generación en la que prácticamente es imprescindible que trabajen los dos progenitores, en la que los horarios de trabajo son poco compatibles con los de los niños, en la que eso de conciliar la vida laboral y familiar por lo general no es más que una utopía, y ahí están ellos, que ya tuvieron lo suyo criándonos a nosotros, disponibles y dispuestos en la mayoría de los casos, obligados en otras, para hacerse cargo de los nietos, nuestros hijos.
Según algunos estudios, en España la mitad de los abuelos cuida a sus nietos a diario, y el porcentaje sube hasta el 70% en los periodos de vacaciones escolares. Al respecto del uso, o abuso, que hacemos de los abuelos recomiendo la lectura de este interesante artículo "Abuelos para todo ¿dónde está el límite?" publicado recientemente en La Vanguardia.
Mi decisión de ser padre fue tomada principalmente porque quería tener hijos y creía que podía dedicarles el tiempo que necesitan, para criarlos, educarlos, jugar con ellos... aunque reconozco que no siempre he dispuesto de todo el tiempo que hubiese querido para estar con ellos. Por suerte hemos podido adaptar nuestros horarios de trabajo para alterarnos las tardes con nuestros hijos y que sea su padre o su madre quienes los cuiden, eduquen y con quien pasen la mayoría del tiempo libre del que disponen. Aun así no queda más remedio que recurrir a los abuelos cuando los niños se ponen enfermos, cuando no pueden asistir al colegio, en puentes o periodos de vacaciones... y es de agradecer poder contar con ellos para estas ocasiones.
Con los refriados y gripes lógicos de estas fechas recientemente dos de mis tres hijos han estado enfermos y han pasado unos días con los abuelos mientras se recuperaban. Ellos aun son relativamente jóvenes y tienen fuerzas para luchar con mis tres pequeños, entiendo que por lo general les agrada pasar un rato con los nietos, poder ayudar y echar una mano cuando lo necesitamos, siempre que no se abuse.
A todos esos abuelos que como "trabajo" tienen el cuidado y atención de los nietos hay que reconocerles el bien social que realizan, bien a diario o en las ocasiones en las que se le requiere, para que nosotros, los padres de las criaturas, podamos cumplir con nuestras obligaciones laborales.
Mi decisión de ser padre fue tomada principalmente porque quería tener hijos y creía que podía dedicarles el tiempo que necesitan, para criarlos, educarlos, jugar con ellos... aunque reconozco que no siempre he dispuesto de todo el tiempo que hubiese querido para estar con ellos. Por suerte hemos podido adaptar nuestros horarios de trabajo para alterarnos las tardes con nuestros hijos y que sea su padre o su madre quienes los cuiden, eduquen y con quien pasen la mayoría del tiempo libre del que disponen. Aun así no queda más remedio que recurrir a los abuelos cuando los niños se ponen enfermos, cuando no pueden asistir al colegio, en puentes o periodos de vacaciones... y es de agradecer poder contar con ellos para estas ocasiones.
Con los refriados y gripes lógicos de estas fechas recientemente dos de mis tres hijos han estado enfermos y han pasado unos días con los abuelos mientras se recuperaban. Ellos aun son relativamente jóvenes y tienen fuerzas para luchar con mis tres pequeños, entiendo que por lo general les agrada pasar un rato con los nietos, poder ayudar y echar una mano cuando lo necesitamos, siempre que no se abuse.
A todos esos abuelos que como "trabajo" tienen el cuidado y atención de los nietos hay que reconocerles el bien social que realizan, bien a diario o en las ocasiones en las que se le requiere, para que nosotros, los padres de las criaturas, podamos cumplir con nuestras obligaciones laborales.
Ser abuelos, crea el sentimiento de ser padres de nuevo,
con más tiempo y menos presiones.
No cabe duda que son una gran ayuda y las familias que desafortunadamente no pueden vivir cerca de ellos los notan mucho, muchísimo.
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