Hace prácticamente un mes comentaba en la página de Facebook que Nico se había puesto a hacer una selección de juguetes que ya no quería o con los que ya no jugaba para venderlos. Su idea era montar un mercadillo en el parque que tenemos en la comunidad, para que los vecinos (niños se entiende) se los compraran.
Durante este tiempo ha ido metiendo en una bolsa los juguetes que le ha ido pareciendo con esa finalidad, pero por diversas circunstancias no había podido terminar de llevar a cabo el proyecto. Por fin, este fin de semana pasado que han estado en casa y no ha llovido, dos condiciones necesarias para montar el puesto que no se habían dado últimamente, ha retomado el tema contando con la ayuda de su hermano mayor.
En la hoja de una libreta fueron poniendo el nombre de los juguetes, bajo el epígrafe "VENDE" aparece: badman, rayo coche, coche poli, coche misterincreible, rana fresa, Peter pan, playmobil baquero y pirata, Jesica, Buzz, tortuga naranja, dragon, maikel..." y algún otro que no he sido capaz de descifrar. Después de tenerlos apuntados, sólo los que iban a vender ese día, en la bolsa hay alguno más, los fueron clasificando por precio, unos a "1€" otros a "50c".
Había que marcarles el precio, así que vinieron a preguntarme, -Papá, ¿tienes alguna pegatina para poner los precios a los juguetes?-, dándoles una hoja de etiquetas adhesivas donde fueron escribiendo el importe, para posteriormente recortarlas y pagarlas sobre cada juguete.
Ahora venía otro problema, -papá, necesitamos una mesa o algo para poner los juguetes-, algo que ya me había comentado Nico en alguna ocasión cuando se había acordado y que yo había dejado pasar. En casa no hay una mesa de playa, ni una mesita plegable, ni nada que se le parezca que pueda servirles para montar una especie de mostrador donde exponer esos juguetes a la venta. Así que tuvieron que conformarse con un taburete, pequeño para sus necesidades, pero que adaptaron colocándole una caja encima.
Pensando en todo, prepararon también una hucha donde echar el dinero de las ventas, pero.... cuando llegó la hora de decidir como repartir los beneficios del negocio no llegaban a un acuerdo, surgiendo una discusión entre ellos como buenos hermanos. Guillermo, que le había ayudado en la preparación, pretendía que lo recaudado fuese a la hucha común que tienen para ir a Disneyland, Nicolás decía que no, que los juguetes eran suyos y que el dinero era para él. Claro que esta "negociación", en la que hice de mero observador, como los cascos azules de la ONU, sólo para que no llegasen a las manos, retrasaba la apertura del esperado negocio.
Tras la la intensidad de la batalla y una tensa calma posterior en la que ambos individualmente venían a exponerme sus argumentos e insistían en querer montar el puesto, mi respuesta no podía ser otra que la de que hasta que no llegasen a un acuerdo entre ellos no podían ponerse a vender los juguetes. Finalmente, acercaron posturas y el mercadillo de juguetes se consiguió abrir, con el resultado de 2 ventas en la primera tarde.
Durante este tiempo ha ido metiendo en una bolsa los juguetes que le ha ido pareciendo con esa finalidad, pero por diversas circunstancias no había podido terminar de llevar a cabo el proyecto. Por fin, este fin de semana pasado que han estado en casa y no ha llovido, dos condiciones necesarias para montar el puesto que no se habían dado últimamente, ha retomado el tema contando con la ayuda de su hermano mayor.
En la hoja de una libreta fueron poniendo el nombre de los juguetes, bajo el epígrafe "VENDE" aparece: badman, rayo coche, coche poli, coche misterincreible, rana fresa, Peter pan, playmobil baquero y pirata, Jesica, Buzz, tortuga naranja, dragon, maikel..." y algún otro que no he sido capaz de descifrar. Después de tenerlos apuntados, sólo los que iban a vender ese día, en la bolsa hay alguno más, los fueron clasificando por precio, unos a "1€" otros a "50c".
Había que marcarles el precio, así que vinieron a preguntarme, -Papá, ¿tienes alguna pegatina para poner los precios a los juguetes?-, dándoles una hoja de etiquetas adhesivas donde fueron escribiendo el importe, para posteriormente recortarlas y pagarlas sobre cada juguete.
Pensando en todo, prepararon también una hucha donde echar el dinero de las ventas, pero.... cuando llegó la hora de decidir como repartir los beneficios del negocio no llegaban a un acuerdo, surgiendo una discusión entre ellos como buenos hermanos. Guillermo, que le había ayudado en la preparación, pretendía que lo recaudado fuese a la hucha común que tienen para ir a Disneyland, Nicolás decía que no, que los juguetes eran suyos y que el dinero era para él. Claro que esta "negociación", en la que hice de mero observador, como los cascos azules de la ONU, sólo para que no llegasen a las manos, retrasaba la apertura del esperado negocio.
Tras la la intensidad de la batalla y una tensa calma posterior en la que ambos individualmente venían a exponerme sus argumentos e insistían en querer montar el puesto, mi respuesta no podía ser otra que la de que hasta que no llegasen a un acuerdo entre ellos no podían ponerse a vender los juguetes. Finalmente, acercaron posturas y el mercadillo de juguetes se consiguió abrir, con el resultado de 2 ventas en la primera tarde.
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