domingo, 8 de abril de 2012

4 no, 5 días sin mis hijos

Cuan cortos pueden llegar a ser 4 días de vacaciones como estos de Semana Santa o como de largos pueden parecerte cuando estás deseando volver a ver a tus hijos.

El otro día charlaba con unos amigos, padres también, sobre el hecho de tener a tres niños en casa y estar yo solo. Comentábamos el estrés que a veces provocan, quieras o no son niños y pueden ser muy intensos, el cansancio que te generan y el que hay momentos en los que darías cualquier cosa por que te dejaran tranquilo, al menos un ratito. Pero es cierto, y ellos también lo reconocían, que cuando no están, o cuando, aun estando, todo está en silencio sientes la falta de algo, los echas de menos, porque los niños son la alegría de la vida.

Estas vacaciones son las primeras en las que he tenido que compartir el tiempo con mis hijos, dado que no tienen colegio durante toda la semana, he disfrutado yo de ellos los primeros días, y desde el miércoles por la tarde están con su madre, por lo que hasta el lunes que los recoja del colegio no los volveré a ver, ¿el lunes? entonces no son 4, sino ¡5 días!.

Que nadie se ponga triste, hablo cada día con mis niños y están en la playa pasándoselo muy bien, disfrutando de los rayos de sol que paulatinamente han ido apareciendo, haciendo nuevos amigos, volando cometas, jugando partidos de fútbol y ¡hasta ganando a otros niños!. Perdonad que me sorprenda, pero mis hijos no han sido nunca mucho de darle patadas a una pelota.

Yo he aprovechado también estos días de vacaciones para realizar algunas actividades, como un recorrido por la geografía extremeña, de la que recomiendo la visita a Trujillo, en la provincia de Cáceres, una ciudad monumental que te traslada por momentos a una villa medieval, donde se puede pasar un fantástico día con los niños.

En Mérida, además de todo su conjunto arqueológico romano, su Semana Santa, declarada Fiesta de Interés Nacional. Puedes ver el procesionar de todas las hermandades con total tranquilidad por las calles del centro y Plaza de España, paso obligado, sin grandes aglomeraciones de gente, lo que también lo hace idóneo para presenciarlo acompañado de niños. Destaca y sobrecoge el Vía Crucis con el Santísimo Cristo de la O en la madrugada del Jueves Santo, en el Anfiteatro Romano. Un acto religioso único en el mundo que es presenciado por miles de personas en un absoluto silencio y recogimiento.

Parada también en Almendralejo, donde por tratarse de un día festivo (Viernes Santo) poco más aparte de las iglesias se podía visitar, pero también estaba abierto el Museo del Vino, llevándome una agradable sorpresa, ya que puede recorrerse tranquilamente con niños, en particular hay una sala llamada "Ciencias del Vino" con preguntas y juegos muy interactiva, ideal para ellos. Junto al museo, la plaza de toros, única por albergar una bodega en su interior.

Como veis, es difícil dejar de pensar en mis pequeños aunque esté realizando otras actividades. Espero que tengáis ocasión de disfrutar en familia de alguna de las que os he comentado y me contéis qué tal.

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