En un post anterior os hablaba de la participación de mis hijos en la Carrera Escolar que se celebra cada año y donde participan los escolares de infantil y primaria a partir de 4 años.
En un comentario en esa misma entrada, publiqué los resultados de mis hijos Guillermo y Nicolás en aquella carrera, Irene, aun con 3 años, no podía participar. Nico tuvo una buena actuación quedando el 28º de 268 niños de su edad que corrieron.
El pasado viernes fuimos a comprarle unos nuevos zapatos de deporte, pues los otros los tenía ya bastante destrozados. Antes cuando se le compraban nuevos era porque se le habían quedado pequeños, se nota la afición que últimamente han cogido de jugar al fútbol, aunque él siempre juega de portero.
Cuando volvimos de la tienda me dijo que quería correr, que el quería ponerse a correr y entrenarse para la Carrera Escolar, algo que a la vez que me sorprendió, me agradó, pues Guillermo, el mayor, no ha sido nunca muy activo en lo que al deporte se refiere, claro que tiene otras cualidades, y a mí me gusta hacer deporte.
- Nico, puedes ponerte a correr sin problema- le dije.
- No papá, quiero que tú vengas a correr conmigo. Vamos por ahí hasta que corramos mucho, un kilo por lo menos.
Y así, ambos nos enfundamos calzonas y camiseta para irnos a correr, pero, a la hora de salir, la pequeña, que jugaba con su hermano y otros amigos en el parque de casa, se quiso venir con nosotros, algo que no pudimos evitar.
Los 3 salimos a correr por las calles próximas pasando por el campo de fútbol donde había chavales jugando un partido, haciendo una pequeña parada para verlos, después seguimos hasta que Irene se cansó y nos pidió que parásemos. Continuamos a un trote suave hasta volver al parque de casa, donde tras distraerse un rato, Nico volvió a insitir en que quería ir a correr de nuevo, pero sólo conmigo. Convencimos a Irene para que se quedase jugando y allá que salimos otra vez a correr, dándole una vuelta a toda la manzana del campo de fútbol.
- Nico, ¿nos volvemos ya a casa?
- No papá, yo no estoy cansado y quiero correr más.
Al final conseguí convencerlo para que, por ese día, lo dejásemos con la promesa de volver a salir a correr, así que hoy seguro que no me libro.
En un comentario en esa misma entrada, publiqué los resultados de mis hijos Guillermo y Nicolás en aquella carrera, Irene, aun con 3 años, no podía participar. Nico tuvo una buena actuación quedando el 28º de 268 niños de su edad que corrieron.
El pasado viernes fuimos a comprarle unos nuevos zapatos de deporte, pues los otros los tenía ya bastante destrozados. Antes cuando se le compraban nuevos era porque se le habían quedado pequeños, se nota la afición que últimamente han cogido de jugar al fútbol, aunque él siempre juega de portero.
Cuando volvimos de la tienda me dijo que quería correr, que el quería ponerse a correr y entrenarse para la Carrera Escolar, algo que a la vez que me sorprendió, me agradó, pues Guillermo, el mayor, no ha sido nunca muy activo en lo que al deporte se refiere, claro que tiene otras cualidades, y a mí me gusta hacer deporte.
- No papá, quiero que tú vengas a correr conmigo. Vamos por ahí hasta que corramos mucho, un kilo por lo menos.
Y así, ambos nos enfundamos calzonas y camiseta para irnos a correr, pero, a la hora de salir, la pequeña, que jugaba con su hermano y otros amigos en el parque de casa, se quiso venir con nosotros, algo que no pudimos evitar.
Los 3 salimos a correr por las calles próximas pasando por el campo de fútbol donde había chavales jugando un partido, haciendo una pequeña parada para verlos, después seguimos hasta que Irene se cansó y nos pidió que parásemos. Continuamos a un trote suave hasta volver al parque de casa, donde tras distraerse un rato, Nico volvió a insitir en que quería ir a correr de nuevo, pero sólo conmigo. Convencimos a Irene para que se quedase jugando y allá que salimos otra vez a correr, dándole una vuelta a toda la manzana del campo de fútbol.
- Nico, ¿nos volvemos ya a casa?
- No papá, yo no estoy cansado y quiero correr más.
Al final conseguí convencerlo para que, por ese día, lo dejásemos con la promesa de volver a salir a correr, así que hoy seguro que no me libro.
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